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Reforma Apostólica y Paternidad Espiritual
Por: Apóstol Iván Zamorano



Introducción.
En la historia de la iglesia ha habido importantes movimientos espirituales que la han influenciado para hacerla volver a la Palabra original. A estos avivamientos o movimientos del Espíritu Santo también les llamamos “reformas”, porque cada uno de ellos ha traído cambios profundos en la estructura mental de la iglesia; y a la cabeza de estos movimientos de reforma han habido hombres de Dios que han sido los pioneros y considerados los impulsores y padres espirituales en esos procesos de Dios.
Es así que entre los tantos moveres de Dios en la historia de su Iglesia son tres los que resaltan en importancia y trascendencia.

1. La Reforma Protestante del siglo XVI. (La Reforma del Hijo).
Cuando Martín Lutero redescubrió el lugar central de la gracia de Dios y el valor todo relevante de la Biblia, la luz que las Sagradas Escrituras trajeron a este reformador fue impactarte: se le reveló el libre acceso del creyente a la presencia de Dios por medio de Cristo sin la mediación de un sacerdote. El lema de esta reforma fue, SOO FE, SOLO GRACIA, SOLO BIBLIA. Esta fue una reforma de la teología que nos trajo de nuevo a Cristo a la escena de la Iglesia. Fue una reforma Cristo - Céntrica que nos devolvió a Cristo como Señor y Dios supremo; su consigna fue “SOLO CRISTO”.
Esta reforma moldeó y fue la impulsora de lo que hoy llamamos la cultura occidental; y que afectó no solo la esfera religiosa del mundo, sino también las artes, las letras, la filosofía y hasta la geopolítica de ese entonces fue trastocada por esa “Reforma Protestante”. Esta Reforma colocó a Dios y a su gracia en el centro del escenario en vez de colocar allí al hombre y sus obras restaurando a la raza humana todo lo que la Edad Media le había usurpado y liberándola del oscurantismo, despotismo, tradiciones y dogmas del papado ya que anunciaban la justicia de Dios y la depravación total del hombre, la salvación por gracia y la inutilidad de las obras como medio de salvación, el juicio eterno y el castigo del pecador, la infalibilidad de la Biblia y la fragilidad de la mente humana.
Pero en Europa el sistema eclesiástico de la iglesia Reformada era muy parecido al de la Iglesia Católica Apostólica Romana con una adoración centrada en el templo, un sacerdocio eminentemente masculino donde la mujer no tenía nada que hacer en el “ministerio” siendo relegada a un segundo plano, áreas separadas para los laicos y el clero, y un altar. La era de Lutero reformó algo el contenido del evangelio, pero no cambió la estructura básica del culto continuando casi con el mismo ritual de la misa.
Pero a pesar de todo este patrón “renovado” de la Iglesia Protestante fue un avance significativo en el proceso de restauración de la verdad aunque no aún estaba muy lejos de a los niveles originales de la iglesia primitiva.
Los “cultos” seguían siendo esencialmente litúrgicos (hasta hoy) orientados hacia una audiencia que contemplaba pasiva, donde los congregados observaban a un pequeño número de especialistas religiosos “actuando” para ellos y con ellos. Pero esa semilla protestante maduraría siglos más tarde dando paso a un nuevo Mover de Dios. Es indiscutible que a la cabeza de este mover estuvo Martín Lutero, pero sería injusto no mencionar a otros grandes de la reforma y pre-reforma que se perfilaron como padres ideológicos y ejecutores de ella, me refiero a Juan Clavito, Ulrico Zuinglio. Melachton, John Knox entre otros.

2. El Movimiento Pentecostal o La Reforma del Espíritu Santo
La Segunda gran Reforma ocurrió a comienzos del siglo XX cuando algunos buscadores del espíritu ahondaron en intimidad personal con el Espíritu Santo y como consecuencia recibieron lo que ellos llamaron el Bautismo en el Espíritu Santo; una unción poderosa para orar por los enfermos y echar fuera demonios con la evidencia inicial de hablar en nuevas lenguas tal como en el día de Pentecostés del relato del libro de los Hechos de los Apóstoles.
Los primeros años del siglo XX introdujo el avivamiento pentecostal en todo el mundo. Los pentecostales nos trajeron el Espíritu Santo nuevamente al altar de la Iglesia y de nuestros corazones. Fue una reforma de la espiritualidad, que, fruto de unas rodillas apasionadas frente a una nueva dimensión del Espíritu Santo amante y personal, dieron nacimiento a una nueva era entusiasta de misiones y evangelización mundial con campañas multitudinarias de salvación y sanidad divina. Los pentecostales nos trajeron el Espíritu Santo y al frente de este mover hubo verdaderos padres pioneros como Jhon Alexander Dowie, Maria Woodworth-Etter, Charles Parham, Frank Sandford, William Seymour, Kathryn Kuhlman, Aimee Semple Mcpherson, A. J. Tomlinson, Charles Price, Smith Wigglesworth, Oral Roberts, W.C. Hoover, entre tantos otros testigos del Espíritu Santo.
Sin embargo, todo esto todavía era verter vino nuevo en odres viejos, cosiendo nuevos parches en el viejo tejido. El sistema eclesial de la iglesia Pentecostal aún contenía el germen de la Iglesia Reformada, me refiero a una adoración centrada en el templo, con una fuerte presencia clerical masculina, aunque el canto, el hablar en nuevas lenguas y la oración por los enfermos eran cosas nuevas en esta nueva restauración de la verdad.


3. La Reforma Apostólica. Podemos Decir Que Estamos En La Era De La Tercera Reforma.
La Tercera y última parte de las Reformas es una reforma de la Casa, de las estructuras, y somos nosotros los participantes activos de este evento. La Reforma del Padre. No se trata de tomar a la iglesia y ponerle un poco de maquillaje aquí y allá, sino de edificarla de acuerdo a los patrones fundamentales del Nuevo Testamento. Si esto significa que debemos empezar de cero, entonces empecemos de cero.
Pero lo que ahora esta haciendo la reforma apostólica es traer al centro de la vida de la iglesia, a la escena misma de la experiencia espiritual cristiana LA REVELACION DEL PADRE. Uno de los pilares más importantes que trae esta reforma apostólica para que la iglesia lo viva y lo proclame es la revelación del Padre.
Hebreos 1:1
“Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas; en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…”.
Dios habló en el pasado. Él hablo de muchas maneras por los profetas pero la humanidad no estaba lista para recibir tamaña revelación. Revelación trae manifestación. En aquel entonces el lenguaje simbólico y profético no fue suficiente porque los antiguos no entendían los misterios que se ocultaban en los símbolos y alegorías proféticas.

EL HIJO REVELA AL PADRE
San Juan 3:13.
“Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo”.
San Juan. 6:42
“Él dijo del cielo he descendido”

Sólo Cristo nos ha traído la única y absoluta revelación y conocimiento del Padre. Él vino desde el mismo seno del Padre. Él vino desde la misma gloria del Padre y nos comunicó su Palabra, su Propósito, y nos manifestó… nos mostró al Padre. “Él dijo: “yo y el Padre uno somos” (Juan 6:46; 10:30; 14:7,9).

San Juan 13:3
“Sabiendo Jesús… que había salido de Dios y a Dios iba…”
Juan 16:28
“Yo del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo, y voy al Padre”.

El Hijo trae la revelación de arriba, una revelación superior, Él trae la revelación del Padre. Él revela al Padre.

Juan 1:18
“A Dios nadie ha visto jamás, el Unigénito Hijo que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”.

Él nos mostró quien es el Padre: Él tenía toda la autoridad para hacerlo porque Él venía de haber estado juntamente con Él en el cielo. Él conocía de primera mano al Nutridor, protector, sustentador, fuente de origen. Padre significa: El originador de una familia o compañía de personas animadas por el mismo espíritu que él.

La iglesia aun no ha dimensionado la magnitud del poder y unción que se esconde en el conocimiento del Padre. Tal como el Unigénito; seremos los portadores de la presencia manifiesta de Dios
• En las dispensaciones pasadas el Padre se escondió de los hombres. Solo algunos afortunados pudieron ver alguna teofanía de su presencia. Moisés, el más grande profeta vio las espaldas de Dios.
• Isaías dijo: “Vi yo al Señor Sentado en su trono”
• Por eso dice la Biblia en Hebreos 1.1. “Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas; en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…”

SOLO PADRES REVELAN AL PADRE
San Mateo 11.27.
“Nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiere revelar”

Esta es una de las verdades más escondidas del ministerio de Cristo. Está reservada solo a los perfectos; a los que han alcanzado madurez (1ª Corintios 2:6; Hebreos 5:14); estos son los hijos maduros, los que ya son padres espirituales y pueden sostener la revelación (1ª Juan 2:12,14).

En el libro a los Hebreos 1:1 Dios nos enseña dos cosas:
1º Cuando Él quiere mostrar una revelación mayor de Sí mismo Él habla a los Padres:... “Dios habiendo hablado… a los padres” (Hebreos 1.1)

2ª Cuando el lenguaje profético de visiones, sueños y profecías no es suficiente; Él habla por el Hijo o “en” el Hijo.
¿Quién es el Hijo? Él es Su representante plenipotenciario, delegado de Su Paternidad y que por su filiación con el Padre, Él también es constituido Padre ya que el Hijo dice de sí mismo: “He aquí, yo y los hijos que Dios me dio”. (Hebreos 2:13). Este es el “heredero de todo”.

NO PERDAMOS DE VISTA AL PADRE
Dice el verso 1 de Hebreos capitulo 1 que cuando Dios quiere revelarse manifiestacionalmente, primero Él habla a los padres.
• Él no habla a niños. Los niños son inmaduros, indoctos
e inexpertos. Yo encuentro que en la iglesia se ha
usado tan livianamente eso de “Dios me habló”, que
ha servido para toda clase de abusos y niñerías.
o Padres son maduros, padres tienen la capacidad de
discernir la palabra. Ellos son nutridores y
dispensadores, sustentadores de vida, originadores
de los moveres de Dios.
• La revelación de su propósito y la manifestación de Su presencia, Dios la trae solo a los maduros. No confíe en aquellos que dicen tan livianamente “Dios me habló”
• Padres tiene peso para soportar revelación. Algunos están jugando a ser padres cuando todavía ni siquiera han sidos colocados en la posición de hijitos; son solo niños de leche, el alimento sólido es para los que han alcanzado la madurez.
• Hay quienes se creen padres pero su porte espiritual no les capacita para llevar la carga de lo que esto significa, no tienen el soporte espiritual para resistir la revelación y aun son niños jugando a los papás.
o Te pueden montar su dones, te pueden enseñar sus triunfos contra el diablo, pero tal ves sean candidatos a que un día se les diga apartaos de mí de hacedores de maldad; y aunque se defiendan argumentando que profetizaron en su nombre, y que echaron fuera demonios en su nombre, aun así el Padre les dirá: “apartaos de mí, nunca os conocí”.

La Reforma Protestante nos reveló a Cristo; los Pentecostales nos trajeron al Espíritu Santo; pero ahora en la consumación de los tiempos, esta Nueva Reforma Apostólica nos está trayendo la revelación más impactante de la historia de la salvación. La revelación del Padre.

EL VERDADERO MINISTERIO IMPARTE VIDA Y EDIFICA A LOS SANTOS.
San Pablo decía de su ministerio a los santos: "Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones conocidas y leídas por todos los hombres. Y es manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón" (2 Corintios 3:2-3)

Convertirse en un Padre significa que la vida de Dios ha absorbido la vida carnal y tú ahora eres un representante de Él en la tierra tal y como lo fue Jesús quien fue “el Primogénito entre muchos hermanos” (Efesios 8:29)

CONCLUSION
Vendrá un día en tu crecimiento espiritual cuando tú te vuelvas un Padre espiritual. Un Padre es aquel que es un creyente maduro que porta la presencia de Dios dentro de él. Un Padre es aquel que porta en sí mismo los mismos genes de aquel que lo procreó; Él se reproducirá en la misma clase de Vida que le dio vida a él; él traerá a su descendencia la misma naturaleza de aquel que lo engendró a él.

La ley de la vida según Génesis 1:11,12 es que cada especie se reproduce según su género y según su naturaleza; y para ninguno de nosotros es un secreto que hemos sido engendrados no de voluntad de carne ni de sangre sino de Dios (Juan 1:12), y que hemos sido renacidos no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios (1ª Pedro 1:23).

Un Padre en el espíritu reproduce la vida espiritual. Jesús dijo, "Es el espíritu el que vivifica, la carne no aprovecha para nada: las palabras que yo te hablo, ellos son espíritu, y son vida" (Juan 6:63). Cuando aprendemos a hablar desde nuestro espíritu las palabras de Dios, entonces nuestras palabras también se vuelven espíritu y vida. Podemos impartir vida a otros por medio de nuestras palabras.

Como hemos visto, en cada reforma que el Espíritu Santo a traído a la iglesia para hacer avanzar el propósito de Dios a una nueva fase siempre hubieron pioneros que estuvieron dispuestos a pagar los costos de la incomprensión, el descrédito y la intolerancia de sus contemporáneos, pero éstos se levantaron como padres espirituales de las generaciones que vendrían después de ellos.

Hoy la Nueva Reforma Apostólica está introduciéndonos a la fase más significativa de todas las operaciones de Dios.

La revelación del Padre esta llegando y Él esta impartiendo su unción paternal en una generación apostólica que manifestará su presencia hasta que la tierra sea llena del conocimiento de su gloria, como las aguas cubren el mar. Habacuc 2:14.
 
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