"Un Corazón Que Perdona"
INTRODUCCION
En esta oportunidad, el Señor me dirige a traer una palabra para aquellas vidas que han sufrido una herida en su espíritu, en lo profundo de su ser. Este mensaje no va dirigido a aquellas personas que están en contiendas o que exageran su ofensa para así hacer sentir mal al otro. No, de ninguna manera, este mensaje no es para tener en que apoyar aun más nuestra contienda. Este mensaje es para aquella persona que no busca venganza, que no busca lástima, sólo que aun habiendo tratado de superarlo, sigue llevando el dolor de una herida. Si tú eres esa persona, o Dios te quiere usar para ministrarle a esa persona, te invito a que continúes leyendo el resto de esta carta.
I. CUANDO FALTAN LAS PALABRAS
Muchos son los que viven sin detenerse a pensar el impacto que tienen sus acciones, sus palabras, las que dijeron y aun las que nunca dijeron en su momento. Viven como quien solo le interesa una cosa, su propia persona. Se olvidan que también otros tienen sentimientos. Y así, lo que un día se edificó, es lastimado, y hasta en ocasiones golpeado de tal manera que donde hubo belleza ahora sólo existen ruinas.
Nuestra actitud ante personas así es muchas veces la de volvernos igual que ellos. Pero eso no es lo que nos hace sentir completos. Por lo contrario, cuando también entramos en desprecios, egoísmos, y aprendemos a hablar un idioma que no es el nuestro, perdemos más que la persona que nos ofendió, porque al final perdemos nuestra propia identidad, nos convertimos en la misma persona que un día nos hizo daño.
Pero tus sentimientos no son así, el espíritu que Dios puso en ti, tu espíritu, no es así. Y si permites que tú cambies debido a la otra persona o personas, vas a perder algo grande, vas a perder uno de los regalos mas hermosos que el Señor le puede regalar a un ser humano, el poder amar aun cuando no se te sepa amar. Y no estoy hablando sólo de tu familia o de esa persona especial, porque cuando tú dejas que las acciones o actitudes de otras personas te cambien, el cambio es con todo el mundo. Llega un momento que ya no te das cuentas, pero ya no son solo las palabras que salen de tu boca, es mucho más, tu propio vivir se vuelve diferente porque has permitido que las acciones de la otra persona te roben. Has dejado que te quiten tu propio yo.
II. UNA HERIDA EN EL CORAZON
1 Tesalonicenses 5:23 (Reina-Valera Antigua)
Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Nuestro ser consiste de espíritu, alma y cuerpo. El orden en que la Biblia lo establece es poniendo al espíritu primero ya que en nuestro espíritu está nuestro verdadero yo. El alma es el lugar donde están nuestros sentimientos y el cuerpo es nuestra carne.
Para entender mejor estas tres áreas de nuestro ser, examinemos las siguientes Escrituras:
Deuteronomio 6:5 (Reina-Valera 1960)
Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Mateo 22:37 (Reina-Valera 1960)
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Aquí vemos como el ser humano debe de amar a Dios, con todo su ser. Cada una de estos versículos esta hablando de las tres partes en que esta compuesto el ser humano.
1 Tesalonicenses 5:23= espíritu y alma y cuerpo
Deuteronomio 6:5 = corazón, alma y con todas tus fuerzas
Mateo 22:37 = corazón, alma y con toda tu mente
Por lo tanto, cada vez que vemos que la Biblia esta hablando en sentido figurado sobre el corazón se está refiriendo al espíritu del ser humano. El alma se mantiene igual en todos los versículos y se refiere a los sentimientos del ser humano. Y las expresiones, con todas tus fuerzas, y con toda tu mente, se refiere a la parte carnal de nuestro ser.
Ven hermanos míos porque es tan importante usar la Biblia para interpretar la misma Biblia, porque cuando empezamos a usar nuestro razonamiento o lógica terminamos cometiendo graves errores. Por ejemplo, he leído comentarios de que el espíritu está en la mente o que el alma y el espíritu son las mismas cosas, esto es un error.
Marcos 14:34 (Reina-Valera Antigua)
Y les dice: Está muy triste mi alma, hasta la muerte: esperad aquí y velad.
El alma se encuentra en el medio entre el espíritu y el cuerpo. Esto indica que nuestros sentimientos son afectados por los dos. Cuando amamos con el amor de Dios, nuestra alma aprende a interpretar nuestros sentimientos buscando su gozo en las cosas de arriba y no sólo en las de esta tierra. Pero también lo que sucede en nuestra carne tiene un impacto en nuestros sentimientos, a veces para bien y otras para mal. Por ejemplo, los celos que se despiertan por pasiones carnales terminan afectan nuestros sentimientos.
Cuando el Espíritu de Dios viene a vivir en nosotros, su morada la hace en nuestro espíritu.
Ezequiel 11:16 (Reina-Valera Antigua)
Por tanto di: Así ha dicho el Señor Jehová: Aunque los he echado lejos entre las gentes, y los he esparcido por las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras á donde llegaren.
Esta promesa de Dios se cumple cuando El Espíritu Santo de Dios deja de morar en un edificio y pasa a morar en los corazones de las personas, he ahí la razón de un pequeño santuario.
Esta presencia continua de Dios en nuestro corazón provoca una gran influencia en nuestros sentimientos y a su vez nuestros sentimientos influyen el comportamiento de nuestra carne. Por ejemplo, al estar el Espíritu de Dios en nuestros corazones se manifiesta su fruto en nuestra carne. Así comenzamos a actuar en una forma que agrada a nuestro Padre que esta en los cielos. Desde nuestra manera de hablar hasta nuestra manera de vestir.
Pero también, lo que sucede en nuestra carne influye a nuestra alma (sentimientos) y esta a su vez marca nuestro espíritu. Por esta razón dijo Jesús que la persona que no perdona no podía ser perdonada.
Mateo 6:15 (Reina-Valera 1960)
mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
La razón es que el no perdonar es tener una herida en nuestro espíritu la cual no puede ser sanada porque nosotros nos negamos a recibir sanidad. El no perdonar es una acción voluntaria que se niega a recibir cualquier otro tipo de acción. No se puede pedir perdón a Dios y a la misma vez negarle el acceso a nuestra herida espiritual.
Permítanme explicarles un poquito mas sobre este tema ya que al menos que lo entendamos claramente, no podremos ser ministrados.
Nuestro verdadero yo es nuestro espíritu.
1 Corintios 2 (Reina-Valera 1960)
Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
Lucas 6:45 (Reina-Valera 1960)
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Por muy buen actor que sea una persona, tarde o temprano sale a relucir quien verdaderamente es. ¿Por qué? Porque su verdadero yo, su corazón, su espíritu, va a mostrar lo que tiene en algún momento.
Nuestro espíritu es marcado por las cosas que nosotros dejamos que lleguen ahí. El único que tiene acceso directo a nuestro espíritu es Dios. Por eso hay cosas en nosotros que el único que las puede cambiar es el Señor. Ahora, si nosotros no lo dejamos a él llegar a nuestro corazón, él no lo hace. La razón es que Dios nunca nos quita la libertad de escoger. Para nuestro espíritu ser marcado por otra persona que no sea Dios, primero tiene que pasar por nuestra carne, luego llegar a nuestros sentimientos y de ahí puede provocar una marca permanente en nuestro espíritu, en nuestro verdadero yo.
Miremos diferentes situaciones para entender el punto anterior. Si yo soy una persona agresiva, y permito que el Espíritu de Dios trate conmigo en esa área, de agresivo puedo pasar a ser una persona noble. Ahora, si yo soy una persona noble en mi espíritu nadie puede quitar esa nobleza al menos que yo se lo permita. Y para quitarme esa nobleza, primero tienen que contaminar mi manera de pensar (mente=carne). Luego, esos pensamientos empiezan a influir mi manera de sentir (alma). Y por ultimo, esos sentimientos se convierten parte de mi diario vivir y así dejo de ser noble como lo era antes porque he permitido que mi espíritu sea cambiado por otros.
III. APRENDIENDO A PERDONAR
Cuando soy lastimado, ofendido, mi alma se entristece, y aun cuando no quiero vengarme o cobrarme la ofensa, es natural que me sienta mal por lo que sucedió y por lo que se me hizo. El peligro esta cuando yo no le permito a Dios que sane mi herida. Y hay muchas razones validas por las cuales yo no quiera que Dios me sane la herida. Aclaro primero que es muy rara la persona que dice con su boca que no quiere que Dios le sane su herida. Son más bien nuestras acciones la que descubren que no queremos, y algunas veces ni siquiera nuestras acciones lo descubren, y es aquí cuando necesitamos ser confrontados por el Señor.
Es muy fácil para una vida que no ha sufrido el golpe decirle a otra tienes que perdonar. Pero aquella persona que ha sido humillada, traicionada, maltratada físicamente, que le han robado, que lo han dejado sin nada después de haber dado tanto, no solo siente dolor sino que también quiere buscar la forma de protegerse para así no tener que volver a sufrir.
Muchas personas que han tenido estas experiencias en lugar de encontrar consuelo en la iglesia lo que han recibido han sido más maltratos y humillaciones. Por ejemplo, se le dice a la victima, tu eres quien tienes que ir a pedir perdón, eso es lo que Cristo espera de ti. Tú tienes que seguir soportando lo mismo, ya Dios a su tiempo tratara con la situación. Y estos consejos son más dichos por tradición que por verdaderamente ofrecerle a la victima una manera de poder ser sanado. No se trata de ir a pedir perdón. Se trata de poder dejar que Dios sane mi herida, que cuando yo vea a la persona no vuelva a sentir el dolor que una vez sentí. Que si vuelvo a tener un problema con la persona que no vuelva a traer una y otra vez lo mismo que sucedió antes. De eso se trata, de yo dejar que Dios me confronte y trate con mi herida. Se trata de yo entregarle a Dios mi dolor y confiar que él me protegerá, que él se ocupara de mi.
Cuando una persona no perdona, el resultado es que la persona es victima dos veces. Porque no solo lograron hacerle daño por afuera sino también por dentro. Y escúchame bien, puede ser que alguien logre lastimarte por fuera, puede ser que exista una persona mas fuerte que tú físicamente, económicamente, o en otras áreas como política, policía, etc. Pero nadie tiene autoridad sobre tu espíritu al menos que sea Dios o tú mismo. Dios tiene autoridad porque él es Omnipotente, todo lo puede. Tú tienes autoridad sobre tu espíritu porque Dios te ha dado libre albedrío, decisión propia, y en tu interior nadie te puede quitar eso.
Me preocupa mucho el escuchar personas que cuando hablan lo hacen con dolor, con resentimiento. Aun dentro del mismo ministerio lo veo todo el tiempo. Muchas veces pareciera que la persona no trabaja por servir al Señor que le llamo sino mas bien para demostrarle a otro lo mal que él está.
Si estamos continuamente hablando de la misma persona o personas y si cada vez que lo hacemos se escucha en nuestra voz un acento como de desprecio, critica, odio, estamos llenos de un veneno que nos esta haciendo daño. No podemos usar la radio o televisión o pulpito para estar hablando directa o indirectamente de otras personas, porque si esto hacemos quiere decir que ya no estamos sólo trayendo una verdad sino que estamos lastimados en nuestro corazón y todavía no hemos sido sanados porque aun la herida duele.
LLAMADO
¿Me permites hacerte un llamado personal? Por favor no sigas leyendo sólo como si esto se tratara de otra persona. Detente un momento y deja que el maravillo y hermoso Espíritu Santo ministre a tu corazón, a lo profundo de tu hombre interior.
Saca un momento privado y confiésale al Señor en forma especifica donde esta el dolor. No lo hagas en forma general, no lo hagas como el que quiere cubrir una lista larga. Recuérdate que esto es entre tú y tu Padre Celestial, ante él no puedes esconderte, no trates de mentirle a él ni te mientes a ti mismo. Dile, que te duele, porque te duele.
Es importante que le digas a Dios que estás dispuesto a que el quite el dolor de tu corazón, que no deseas seguir guardando este dolor. ESTO ES MUY IMPORTANTE. Fíjate, no tienes por qué guardar tu dolor. El es quien te protege, tu dolor no te protege, tu dolor te destruye, te roba, te impide a recibir bendición.
Puede ser que la persona que tengas que perdonar ya ni siquiera esté en este mundo, o ni siquiera está cerca de tu vida, pero necesitas perdonar porque si sigues viviendo con ese dolor vas a seguir deteniendo la bendición, la felicidad, que Dios tiene para ti. Tienes que renunciar al dolor, tienes que llamar ese dolor por nombre.
Y si en algún momento tú has sido la persona que ha causado el dolor, necesitas de corazón traérselo TODO a Dios, no dejando detalles, no dejando nada escondido.
Señor mío, la única persona que verdaderamente conoce mi corazón eres tú. Otros pueden pensar y opinar, pero en el fondo de mi ser, en mi espíritu, sólo tú me conoces. En este momento, te suplico que mires la necesidad de cada vida que se ha acercado. Por favor, Padre mío, en el nombre de tu hijo Jesús, mira cada corazón que esta leyendo este mensaje, que está escuchando este mensaje. Yo te presento sus sentimientos heridos, su alma golpeada, yo te presento ese dolor que ha dejado marcas en su interior. Papito lindo, yo se que todo es posible para ti, glorifica a tu HIJO, glorifica a mi Cristo en cada uno de ellos. Sana la herida mi Dios como solo tú la puedes sanar. De tal manera que sea un hecho sobrenatural, donde jamás vuelva la misma herida a doler. Espíritu de Dios, te suplico en el nombre de mi Jesús que esta vida pueda sentir tu linda presencia en su vida y donde pueda ser libre de su azote, en este momento mi Señor, donde pueda respirar un aire nuevo, donde su verdadero yo pueda volver a florecer, donde sus verdaderos sentimientos puedan resplandecer, sus sentimientos en ti, su fe en ti, su alegría en ti. ¡ Amén y Amén!
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SIMBOLOGIA SATANICA
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